Sabias que un día como hoy
en el 1808, en Madrid, España ocurrieron una serie de eventos que surgidos por
la protesta popular ante la situación de incertidumbre política generada tras
el Motín de Aranjuez. Las protestas fueron reprimidas por las fuerzas napoleónicas
presentes en la ciudad, provocaron que se extendieran por todo el país una ola
de proclamas de indignación y llamamientos públicos a la insurrección armada
que, más adelante, desembocarían en la Guerra de Independencia Española. A
estos eventos de les llamó el levantamiento del 2 de mayo.
El 2 de mayo de 1808, a
primera hora de la mañana, la multitud comenzó a concentrarse ante el Palacio
Real. La muchedumbre vio cómo los soldados franceses sacaban del palacio al
infante Francisco de Paula, por lo que, el gentío intentó asaltar el palacio.
El infante se asomó a un balcón provocando que aumentara el bullicio en la
plaza. Este tumulto fue aprovechado por el cuñado de Napoleón, Joaquín Murat,
que mandó rápidamente a unos Guardias Imperiales al palacio, acompañados de
artillería, que dispararon contra la multitud. De esa forma se unió al deseo
del pueblo de impedir la salida del infante, con la de vengar a los muertos y
el de deshacerse de los franceses extendiéndose así la lucha por Madrid.
Los madrileños comenzaron
así un levantamiento popular espontáneo desde la entrada en el país de las
tropas francesas, improvisando soluciones a las necesidades de la lucha
callejera. Se constituyeron partidas de barrio comandadas por caudillos
espontáneos, se buscaron armas, ya que en un principio las únicas de que
dispusieron fueron navajas y se comprendió la necesidad de impedir la entrada
en la ciudad de nuevas tropas francesas.
Todo esto no fue suficiente
y Murat pudo poner en práctica una táctica muy sencilla y eficaz. Cuando los
madrileños quisieron tomar las puertas de la ciudad para impedir la llegada de
las fuerzas francesas acantonadas en sus afueras, la mayor parte de las tropas
de Murat, cerca 30,000 hombres, ya había penetrado, dirigiéndose hacia el
centro. A pesar de todo, la gente siguió luchando durante toda la jornada
utilizando cualquier objeto que pudiera ser utilizado como arma, piedras,
agujas de coser, macetas arrojadas desde los balcones, en fin, todo lo que estuviera
disponible. Está de más decir que los acuchillamientos, degollamientos y
detenciones no se hicieron esperar, por lo que fue una lucha sangrienta.
Esclavos guerreros y lanceros napoleónicos extremaron su crueldad con la
población y varios cientos de madrileños, hombres y mujeres, así como soldados
franceses, murieron en la batalla. Años después, Goya reflejaría estas luchas
en su lienzo La Carga de los Mamelucos.
Si bien la resistencia al
avance francés fue mucho más eficaz de lo que Murat había previsto,
especialmente en la Puerta de Toledo, la Puerta del Sol y el Parque de
Artillería de Monteleón, su operación de cerco le permitió someter a Madrid
bajo la jurisdicción militar y poner bajo sus órdenes a la Junta de Gobierno.
Poco a poco, la resistencia popular fue cayendo.
El Dos de mayo no fue la
rebelión del Estado español contra los franceses, sino la de las clases
populares de Madrid contra el ocupante tolerado por gran cantidad de miembros
de la Administración. De hecho, la entrada de las tropas francesas se había
hecho legalmente, al amparo del Tratado de Fontainebleau, cuyos límites sin
embargo pronto vulneraron, excediendo el cupo permitido y ocupando plazas que
no estaban en camino hacia Portugal, que era su supuesto objetivo. La Carga de
los Mamelucos, presenta las principales características de la lucha como lo son
soldados perfectamente equipados frente a una multitud prácticamente desarmada,
también la presencia activa en el combate de mujeres, algunas de las cuales
perdieron la vida.
La represión fue cruel.
Murat, no se conformó con haber detenido el levantamiento, sino que se planteó
tres objetivos, controlar la administración y el ejército español, aplicar un
riguroso castigo a los rebeldes para escarmiento de todos los españoles y
afirmar que era él quien gobernaba España.
La tarde del 2 de mayo
firmó un decreto que creó una comisión militar, presidida por el general
Emmanuel de Grouchy, para sentenciar a muerte a todos cuantos hubiesen sido
atrapados con las armas en la mano.
El Consejo de Castilla
publicó una proclama en la que se declaró ilícita cualquier reunión en sitios
públicos y se ordenó la entrega de todas las armas, blancas o de fuego.
Militares españoles colaboraron con Grouchy en la comisión militar. En estos
primeros momentos, las clases pudientes parecieron preferir el triunfo de las
armas de Murat antes que el de los patriotas, los cuales estaban compuestos
únicamente de las clases populares.
En el Salón del Prado y en
los campos de La Moncloa se fusilaron a centenares de patriotas. Quizá unos mil
españoles perdieron la vida en aquel levantamiento y los fusilamientos
subsiguientes. Goya plasmo estas ejecuciones en su pintura El tres de mayo de
1808 en Madrid.
Murat pensaba haber acabado
con los ímpetus revolucionarios de los españoles, que les había infundido un
miedo pavoroso y que había garantizado para sí la corona de España. Sin
embargo, la sangre derramada no hizo sino enfurecer a los españoles y dar la
señal de comienzo de la lucha en toda España contra las tropas invasoras. El
mismo 2 de mayo por la tarde, en la villa de Móstoles, ante las noticias
horribles traídas por los fugitivos de la represión en la capital, Juan Pérez
Villamil, Secretario del Almirantazgo y Fiscal del Supremo Consejo de Guerra,
hizo firmar a los alcaldes del pueblo el bando de los alcaldes de Móstoles, o
el bando de la independencia, en el que se llamaba a todos los españoles a
empuñar las armas en contra del invasor, empezando por acudir al socorro de la
capital. Dicho bando haría, de un modo indirecto, comenzar el levantamiento
general, cuyos primeros movimientos, fueron los que motivaron al corregidor de
Talavera de la Reina, Pedro Pérez de la Mula, y al alcalde Mayor de Trujillo,
Antonio Martín Rivas. Ambos prepararon alistamientos de voluntarios, con
provisiones y armas, y movilizaron tropas, para acudir al auxilio de la
capital.
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