Un día como hoy en 1833, en
Estados Unidos, John Deere fabrica la primera chapa de acero. En 1840 el Reino
Unido efectúa la primera emisión de sellos de correos en el mundo. En el 1851
John Gorrie patenta una máquina de hacer hielo. En 1889 en París se termina la
construcción de la Torre Eiffel. En el 1965 Estados Unidos lanzó el Early Bird,
el primer satélite de comunicaciones con fines comerciales. En el 1915 nació
Orson Welles, actor y director de cine estadounidense, mejor conocido por su
película Citizen Kane. En el 1953 nació Tony Blair, primer ministro británico.
Sin embargo hoy me gustaría
llevarlos al 1937, el lugar, Lakehurst, Nueva Jersey. Era el primer vuelo
trasatlántico de pasajeros en la historia, una enorme aeronave, de 735 pies de largo, una longitud mayor que 3
Boeing 747 juntos, y 123 pies de diámetro, se divisaba en el cielo. Era el Hindenburg, el dirigible más
grande jamás construido, igualado únicamente por su gemelo, el Graf Zeppelin
II. Este dirigible se había convertido en símbolo de la grandeza del poderío
alemán y todos los periodistas estaban allí para verlo.
El Hindenburg se acercaba a
la base de amarre en la Estación Aeronaval de Lakehurst, después de esperar
varias horas a que el tiempo tormentoso le permitiera las maniobras de atraque.
Ya había largado los amarres y se acercaba a la torre, se observó en la popa,
la parte trasera, un destello de fuego de San Telmo, que son chispas de
electricidad estática. Repentinamente, la parte superior de la popa se
encendió, extendiéndose casi instantáneamente por todo el dirigible, mientras
la estructura caía lentamente sobre los pasajeros que saltaban desde una altura
de 45 pies y marinos que ayudaban en las maniobras. Quedó destruido por completo
en menos de 40 segundos y su esqueleto permaneció largo tiempo en el suelo hasta que
fue vendido como chatarra.
A pesar de la magnitud del
desastre, solo 1/3 parte de los que viajaban a bordo perecieron (35 de 97).
Recientes investigaciones han sugerido que el fuego, aunque causado
principalmente por el hidrógeno del dirigible, pudo haberse visto favorecido
por el revestimiento del Hindenburg a base de nitrato de celulosa, un derivado
de pólvora, impermeabilizado y protegido con capas de óxido de hierro y polvo
de aluminio, lo cual causa un efecto termita. Esto habría colaborado a acelerar
el fuego, pudiendo alcanzar temperaturas de hasta 3,000 grados Celsius.
La gran cobertura mediática
del accidente tuvo una gran repercusión en el futuro de los dirigibles para
pasajeros. Las múltiples imágenes del siniestro dieron la vuelta al mundo,
acabando con la confianza que se tenía en este transporte.
Existe una teoría alterna
que indica que el desastre del Hindenburg ocurrió debido a un ataque bomba
suicida, sin embargo, estas especulaciones surgieron luego de que en 1975, se
estrenara una película llamada Hindenburg, en la cual utilizan el marco del
desastre para crear una trama ficticia en la cual la aeronave es atacada por un
terrorista.