La masacre de Carandiru ocurrió el 2 de octubre de 1992 en la Penitenciaría de Carandiru cuando tras una rebelión dentro del centro penitenciario murieron 111 reclusos por parte de la Policía Militar del Estado de Sao Paulo. Es considerada como la violación de derechos humanos más grande conocida en la historia de Brasil.
La masacre fue causada por un motín de prisioneros que sucedió en el pabellón 6 de la penitenciaría. Se hicieron pocos o ningún esfuerzo en negociar con los reclusos antes de que la Policía Militar, al mando del Coronel Ubiratan Guimaraes, ingresara a las instalaciones puesto que el motín no pudo ser controlado por parte de los guardias de la prisión. El conteo de víctimas fue de 111: 102 por disparos hechos por la Policía Militar y 9 debidos a apuñalamientos infligidos por otros reclusos antes de que llegara la Policía. No murió ninguno de los 68 oficiales de policía. Los sobrevivientes afirman que la policía también disparó a los reclusos que ya se habían rendido y a los que intentaban esconderse dentro de sus celdas, por lo que es posible que el número de muertos fuera superior al que fue divulgado. La fiscalía del juicio contra el coronel Guimaraes calificó la intervención como "desastrosa y mal preparada".