Tras la muerte del papa Clemente IV el 29 de noviembre de 1268, la iglesia se vio obligada a convocar un cónclave para la elección del nuevo pontífice. Lo que no se anticipaba era que existía una lucha política interna entre los cardenales, por lo que el cónclave se extendió durante 34 meses.
El cónclave fue tan extenso que fue necesario que a finales del 1269 el Prefecto de Viterbo secuestrara a los cardenales, los llevara al Palacio Papal de de Viterbo y les racionara el pan y el agua. Los cardenales formaron un comité de seis cardenales, que fue elegido por los otros diez, y fue así que lograron escoger a Teobaldo Visconti el 1 de septiembre de 1271.
Visconti escogió el nombre de Gregorio X y tres cardenales murieron durante su elección.