El 20 de junio, Glass consiguió llegar a las playas de Guam. El Charleston disparó sobre la isla con tres de sus cañones. La andanada pareció no surtir efecto, hasta tal punto que el mando de la isla supuso que se trataba de salvas de cortesia. Las autoridades españolas enviaron una barca en la que transportaba a una representación española formada por el oficial al mando del puerto, un médico y el hijo del comerciante más influyente de la isla, Sr. Portuach, el cual hizo de intérprete.
El oficial subió al crucero estadounidense y se disculpó por no haber respondido a sus salvas de saludo, debido a que los cañones de los fortines del puerto, dado que hacía más de un siglo que no se usaban, estaban muy erosionados por el salitre marino y nadie quería dispararlos por miedo a que reventasen. Glass le informó al oficial que había estallado la guerra entre España y Estados Unidos y que a partir de ese momento pasaba a ser prisionero de guerra. Después de esto, Glass liberó al español y lo envió de vuelta a la isla con el mensaje de rendir la isla.
El oficial español se negó a acatar la orden porque las leyes españolas impedían obedecer a un oficial extranjero. Glass le notificó que mandaría a un oficial a las 9,00 a.m. del día siguiente para establecer los términos de la rendición. Al día siguiente, a las 9,30 a.m., el oficial del Charleston se encontraba en la playa, por el que conminaba a la rendición de la isla en el plazo de 30 minutos.
Debido a la inferioridad numérica de la guanición española, escasez de cartuchos, sin fortificaciones en la isla, y sin posibilidad de ayuda, pasado el plazo de 30 minuros el gobernardo de la isla, el genereal Juan Marina, rendía la isla. Acto seguido, una compañía del regimiento de Oregón, inició la toma pacífica de la isla.