Era necesario un desembarco en este lugar para poder enlazar los desembarcos británicos del este con el desembarco estadounidense del oeste, asegurando así la costa de Normandía. Tomar la Playa de Omaha sería responsabilidad de las tropas del Ejército de los Estados Unidos, y el transporte marítimo de estas tropas fue proporcionado por la Armada de los Estados Unidos y elementos de la Marina Real Británica.
En la playa Omaha, poco transcurrió como se había planeado. Dificultades en la navegación provocaron que, a lo largo del día, la mayoría de las lanchas de desembarco no alcanzaran sus objetivos. Las defensas eran inesperadamente fuertes e infligieron numerosas bajas en las tropas estadounidenses en cuanto estas desembarcaban. Bajo un fuego intenso, los zapadores avanzaron con dificultad para eliminar los obstáculos de la playa, causando que los desembarcos posteriores se acumularan en los pocos canales que se habían despejado. Debilitadas por las bajas recibidas nada más desembarcar, las tropas asaltantes supervivientes no pudieron despejar las salidas de la playa, fuertemente defendidas, causando más problemas y sus consiguientes retrasos para los desembarcos posteriores. Finalmente se consiguieron pequeñas penetraciones por grupos de supervivientes que llevaron a cabo asaltos improvisados, escalando los acantilados entre los puntos mejor defendidos. Al final del día se habían ganado dos pequeñas posiciones seguras aisladas que, contra las defensas más débiles de tierra adentro, se aprovecharon posteriormente para conseguir los objetivos originales del día D durante los días siguientes.
Después de 69 años, el desembarco de Normandía continúa siendo la mayor operación de invasión por mar en la historia, ya que casi tres millones de soldados cruzaron el canal de la Mancha desde Gran Bretaña a la región de Normandía en la Francia ocupada.
Esta fue una batalla tan desiciva que es la batalla de inicio en la película de 1998 Saving Private Ryan.