Hoy, mis apraciados lectores, nos remontaremos al 1314 cuando en Francia, Jacques de Molay, el 23º y último gran maestro de los templarios, fue quemado en la hoguera.
Jacques Bernard de Molay fue un noble franco y último Gran Maestre de la Orden del Temple.
Estudiosos nobiliarios incluyen a Molay en la genealogía de Lonvy, al ser Molay una población del Señorío de Rahon, propiedad del padre de Jacques de Molay.
Jacques Bernard de Molay nació en Borgoña entre 1240 y 1244, hijo de Juan, Señor de Lonvy, heredero de Mathe y Señor de Rahon, gran población cerca de Dôle, de la cual dependían muchas otras, pero principalmente Molay, y esta a su vez, era una parroquia de la Diócesis de Besançon, en el Deanato de Nenblans.
En 1265, en la ciudad de Beaune, Francia, se unió a la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, más tarde llamados Caballeros del Templo de Salomón, conocidos comúnmente como Caballeros Templarios u Orden del Temple, recibiéndole el Fraile Imbert de Perand, visitador de Francia y del Portu, en la capilla del Temple de la residencia de Beaune.
En 1293, figura con el título de Gran Maestre tras la muerte de Thibaud Gaudin el 16 de abril de 1292. Así se convirtió en el 23.° y último Gran Maestre.
Organizó entre 1293 y 1305 múltiples expediciones contra los musulmanes y logró entrar en Jerusalén en 1298, derrotando al Sultán de Egipto, Malej Nacer, en 1299 cerca de la ciudad de Emesa. En 1300 organizó una incursión contra Alejandría y estuvo a punto de recuperar la ciudad de Tartus, en la costa siria, para la cristiandad.
En 1307, el Papa Clemente V, Beltrán de Goth y el rey de Francia Felipe IV "El Hermoso" ordenaron la detención de Jacques de Molay bajo la acusación de sacrilegio contra la Santa Cruz, simonía, herejía e idolatría. Molay declaró y reconoció, bajo tortura, los cargos que le habían sido impuestos; aunque con posterioridad se retractó, y por ello en 1314 fue quemado vivo frente a la Catedral de Notre Dame, donde nuevamente volvió a retractarse, en forma pública, de cuantas acusaciones se había visto obligado a admitir, proclamando la inocencia de la Orden y, según la leyenda, maldiciendo a los culpables de la conspiración:
"Dios sabe quién se equivoca y ha pecado y la desgracia se abatirá pronto sobre aquellos que nos han condenado sin razón. Dios vengará nuestra muerte. Señor, sabed que, en verdad, todos aquellos que nos son contrarios, por nosotros van a sufrir." "Clemente, y tú también Felipe, traidores a la palabra dada, ¡os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios!... A ti, Clemente, antes de cuarenta días, y a ti, Felipe, dentro de este año..."
En el plazo de un año, dicha maldición supúsose que comenzaba a cumplirse, con la muerte de Clemente V el 20 de abril de 1314; de Felipe IV, según Maurice Druon, a causa de un accidente cerebrovascular durante una expedición de caza el 29 de noviembre de 1314; y finalmente de Guillermo de Nogaret, envenenado ese mismo año.