Emiliano Zapata trabajó como peón y aparcero y recibió una pobre instrucción escolar.
Tenía
veintitrés años cuando apoyó a la Junta de Cuautla en sus
reivindicaciones por los ejidos de Morelos, su estado natal. La
persecución desatada contra la Junta por el régimen porfirista lo llevó a
Cuernavaca y luego a México como caballerizo del ejército. De
regreso en Morelos, Emiliano Zapata retomó la defensa de las tierras
comunales y, en 1909, fue designado jefe de la Junta de Ayala. Al frente
de un pequeño grupo armado, ocupó las tierras del Hospital y las
distribuyó entre los campesinos.
Mientras
el gobernador de Morelos, representante de los intereses de los
terratenientes, enviaba fuerzas contra él, Genovevo de la O se sublevó
en Cuernavaca. En el curso de los dos años siguientes, otros campesinos
se levantaron en armas, entre ellos Tepepa, Merino y el maderista Torres
Burgos, con quienes se alió Zapata. En marzo de 1911 se adhirió al plan
de San Luis Potosí proclamado por Madero y, a la muerte de Torres
Burgos, fue designado "jefe supremo del movimiento revolucionario del
Sur. Tras la caída de la dictadura de Porfirio
Díaz, pronto aparecieron las discrepancias entre Zapata, quien reclamaba
el inmediato reparto de las tierras de las haciendas entre los
campesinos, y Madero, que por su parte exigía el desarme de las
guerrillas. Por fin, Zapata aceptó el licenciamiento y desarme de sus
tropas, con la esperanza de que la elección de Madero como presidente
abriera las puertas a la reforma. Elegido éste en
1911, y ante el fracaso de nuevas conversaciones, Zapata elaboró en
noviembre del mismo año el plan de Ayala, en el que declaraba a Madero
incapaz de cumplir los objetivos de la revolución y anunciaba la
expropiación de un tercio de las tierras de los terratenientes a cambio
de una compensación, si se aceptaba, y por la fuerza en caso contrario.
Los que se adhirieron al plan, que eligieron jefe de la revolución a
Pascual Orozco, enarbolaron la bandera de la reforma agraria como
prioridad y solicitaron la renuncia del presidente. Las
fuerzas gubernamentales obligaron a Zapata a retirarse a Guerrero, pero
el asesinato de Madero en febrero de 1913 por orden de Huerta cambió la
situación. Zapata rechazó la oferta de Huerta de unirse a sus fuerzas y
apoyó a los constitucionalistas de Carranza contra los huertistas.
Nombrado jefe de la revolución en detrimento de Orozco, que había sido
declarado traidor, consiguió derrotar a Huerta.
En
la convención de Aguascalientes de octubre de 1914 se concretó la
alianza de Zapata y Pancho Villa, representantes del revolucionarismo
agrario, contra Carranza, de tendencia moderada. Si bien ambos entraron
poco después en la capital, su incapacidad política para dominar el
aparato del Estado y las diferencias que surgieron entre los dos
caudillos, a pesar de que Villa había aceptado el plan de Ayala,
alentaron la reacción carrancista. Perseguido por
Pablo González, Zapata se hizo fuerte en Morelos, mientras que Villa era
derrotado en el norte. El aporte de algunos intelectuales como Díaz
Soto y Gama y Pérez Taylor dio solidez ideológica al movimiento
agrarista y ello permitió a los zapatistas organizar administrativamente
el espacio que controlaban. En este sentido, el
gobierno de Zapata creó comisiones agrarias, estableció la primera
entidad de crédito agrario en México e intentó convertir la industria
del azúcar de Morelos en una cooperativa. William Gates, enviado de
Estados Unidos, destacó el orden de la zona controlada por Zapata frente
al caos de la zona ocupada por los carrancistas. Sin
embargo, la guerra proseguía; en 1917, las tropas de Carranza
derrotaron de nuevo a Villa en el norte. Ante la amenaza que Zapata
suponía para el gobierno federal, el coronel Jesús Guajardo, que dirigía
las operaciones gubernamentales contra él, traicionó y asesinó al líder
agrarista tras atraerlo a un encuentro secreto en la hacienda de
Chinameca, en Morelos.