Cuando Mozart estrenó La flauta mágica tenía treinta y cinco años y sólo le quedaban dos meses de vida. El empresario teatral Emanuel Schikaneder pasaba graves apuros económicos y el compositor, gran amigo suyo desde los años de juventud y en su misma situación financiera, resolvió escribir para él una obra que podría dar dinero. Al conocer que un teatro rival iba a estrenar otra ópera con igual asunto, se modificó por completo la acción dotándola, además, de una significación simbólica supuestamente de acuerdo con ciertas prácticas masónicas, logia a la que según algunos autores pertenecían. El elemento mítico y maravilloso adquirió en La flauta mágica un gran relieve.
lunes, 30 de septiembre de 2013
Un día como hoy 30 de septiembre
Hoy, mis apreciados lectores, nos remontaremos al 1791, cuando en Viena se estrenó La Flauta Mágica, última ópera compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart.
Cuando Mozart estrenó La flauta mágica tenía treinta y cinco años y sólo le quedaban dos meses de vida. El empresario teatral Emanuel Schikaneder pasaba graves apuros económicos y el compositor, gran amigo suyo desde los años de juventud y en su misma situación financiera, resolvió escribir para él una obra que podría dar dinero. Al conocer que un teatro rival iba a estrenar otra ópera con igual asunto, se modificó por completo la acción dotándola, además, de una significación simbólica supuestamente de acuerdo con ciertas prácticas masónicas, logia a la que según algunos autores pertenecían. El elemento mítico y maravilloso adquirió en La flauta mágica un gran relieve.
Según muchos historiadores y críticos, podría haber influencias masónicas en la ópera, ya que Mozart fue iniciado la logia masónica de Viena llamada Zur Wohltatigkeit o "La Beneficencia" el 14 de diciembre de 1784. Cuando se produjo el estreno de La flauta mágica, la masonería acababa de ser prohibida en el imperio austriaco por su relación en ese país con los Iluminados de Baviera. Muchas de las ideas y motivos de la ópera recuerdan los de la filosofía de la ilustración.
La flauta mágica sigue siendo importante dentro del repertorio operístico estándar y aparece como la número 1 en la lista de Operabase de las óperas más representadas en todo el mundo para el período 2005-2010. Su estatus como obra maestra de la ópera es incuestionable y ciertamente único dentro del más reducido ámbito del singspiel, donde no tiene comparación posible.
Cuando Mozart estrenó La flauta mágica tenía treinta y cinco años y sólo le quedaban dos meses de vida. El empresario teatral Emanuel Schikaneder pasaba graves apuros económicos y el compositor, gran amigo suyo desde los años de juventud y en su misma situación financiera, resolvió escribir para él una obra que podría dar dinero. Al conocer que un teatro rival iba a estrenar otra ópera con igual asunto, se modificó por completo la acción dotándola, además, de una significación simbólica supuestamente de acuerdo con ciertas prácticas masónicas, logia a la que según algunos autores pertenecían. El elemento mítico y maravilloso adquirió en La flauta mágica un gran relieve.
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