jueves, 2 de mayo de 2013

Los terremotos más fuertes registrados en Puerto Rico


La isla del encanto ha sido afectada por cuatro terremotos fuertes desde comienzos de su colonización. El más reciente de estos ocurrió el 11 de octubre de 1918. Su epicentro estuvo localizado al noroeste de Aguadilla. Este sismo tuvo una magnitud aproximada de 7.5 grados en la escala Richter y fue acompañado por un maremoto que llegó a alcanzar 18 pies de altura. Los daños se concentraron en el área oeste de la Isla. Como consecuencia del terremoto murieron aproximadamente 116 personas y hubo más de cuatro millones de dólares en pérdidas. El poeta, periodista, escritor y político puertorriqueño, Juan Antonio Corretjer, encotró inspiración en éste sismo al dedicarle 15 estrofas, de las 63, en su poema La Tierra.
 
El 18 de noviembre de 1867, veinte días después de ser la Isla devastada por el huracán San Narciso ocurrió un fuerte terremoto con magnitud aproximada de 7.5 grados en la escala Richter. Su epicentro fue localizado en el Pasaje de Anegada entre Puerto Rico y la isla de Santa Cruz. El terremoto produjo un maremoto que penetró casi 450 pies en las partes bajas de la costa de Yabucoa. Este sismo produjo daños en numerosas edificaciones de la Isla, especialmente en la zona este.

Posiblemente el terremoto más fuerte que ha afectado a Puerto Rico desde comienzos de la colonización ocurrió un día como hoy, 2 de mayo, en 1787. Este se sintió fuerte en toda la Isla y pudo haber alcanzado una magnitud de 8.0 grados en la escala Richter. Su epicentro fue posiblemente al norte, en la Trinchera de Puerto Rico. El sismo se sintió muy fuerte a través de toda la Isla. Este derribó la iglesia de Arecibo, junto con las ermitas del Rosario y la Concepción, averió las iglesias de Bayamón, Toa Baja y Mayagüez. Además causó daños considerables en los castillos San Felipe del Morro y San Cristóbal, donde se quebraron aljibes, murallas y casas de guardia.

El cuarto sismo fuerte cuya magnitud específica no ha podido ser precisada, ocurrió en 1670 afectando significativamente la región de San Germán.

Un día como hoy 2 de mayo

Sabias que un día como hoy en el 1808, en Madrid, España ocurrieron una serie de eventos que surgidos por la protesta popular ante la situación de incertidumbre política generada tras el Motín de Aranjuez. Las protestas fueron reprimidas por las fuerzas napoleónicas presentes en la ciudad, provocaron que se extendieran por todo el país una ola de proclamas de indignación y llamamientos públicos a la insurrección armada que, más adelante, desembocarían en la Guerra de Independencia Española. A estos eventos de les llamó el levantamiento del 2 de mayo.

El 2 de mayo de 1808, a primera hora de la mañana, la multitud comenzó a concentrarse ante el Palacio Real. La muchedumbre vio cómo los soldados franceses sacaban del palacio al infante Francisco de Paula, por lo que, el gentío intentó asaltar el palacio. El infante se asomó a un balcón provocando que aumentara el bullicio en la plaza. Este tumulto fue aprovechado por el cuñado de Napoleón, Joaquín Murat, que mandó rápidamente a unos Guardias Imperiales al palacio, acompañados de artillería, que dispararon contra la multitud. De esa forma se unió al deseo del pueblo de impedir la salida del infante, con la de vengar a los muertos y el de deshacerse de los franceses extendiéndose así la lucha por Madrid.

Los madrileños comenzaron así un levantamiento popular espontáneo desde la entrada en el país de las tropas francesas, improvisando soluciones a las necesidades de la lucha callejera. Se constituyeron partidas de barrio comandadas por caudillos espontáneos, se buscaron armas, ya que en un principio las únicas de que dispusieron fueron navajas y se comprendió la necesidad de impedir la entrada en la ciudad de nuevas tropas francesas.

Todo esto no fue suficiente y Murat pudo poner en práctica una táctica muy sencilla y eficaz. Cuando los madrileños quisieron tomar las puertas de la ciudad para impedir la llegada de las fuerzas francesas acantonadas en sus afueras, la mayor parte de las tropas de Murat, cerca 30,000 hombres, ya había penetrado, dirigiéndose hacia el centro. A pesar de todo, la gente siguió luchando durante toda la jornada utilizando cualquier objeto que pudiera ser utilizado como arma, piedras, agujas de coser, macetas arrojadas desde los balcones, en fin, todo lo que estuviera disponible. Está de más decir que los acuchillamientos, degollamientos y detenciones no se hicieron esperar, por lo que fue una lucha sangrienta. Esclavos guerreros y lanceros napoleónicos extremaron su crueldad con la población y varios cientos de madrileños, hombres y mujeres, así como soldados franceses, murieron en la batalla. Años después, Goya reflejaría estas luchas en su lienzo La Carga de los Mamelucos.

Si bien la resistencia al avance francés fue mucho más eficaz de lo que Murat había previsto, especialmente en la Puerta de Toledo, la Puerta del Sol y el Parque de Artillería de Monteleón, su operación de cerco le permitió someter a Madrid bajo la jurisdicción militar y poner bajo sus órdenes a la Junta de Gobierno. Poco a poco, la resistencia popular fue cayendo.

El Dos de mayo no fue la rebelión del Estado español contra los franceses, sino la de las clases populares de Madrid contra el ocupante tolerado por gran cantidad de miembros de la Administración. De hecho, la entrada de las tropas francesas se había hecho legalmente, al amparo del Tratado de Fontainebleau, cuyos límites sin embargo pronto vulneraron, excediendo el cupo permitido y ocupando plazas que no estaban en camino hacia Portugal, que era su supuesto objetivo. La Carga de los Mamelucos, presenta las principales características de la lucha como lo son soldados perfectamente equipados frente a una multitud prácticamente desarmada, también la presencia activa en el combate de mujeres, algunas de las cuales perdieron la vida.

La represión fue cruel. Murat, no se conformó con haber detenido el levantamiento, sino que se planteó tres objetivos, controlar la administración y el ejército español, aplicar un riguroso castigo a los rebeldes para escarmiento de todos los españoles y afirmar que era él quien gobernaba España. 

La tarde del 2 de mayo firmó un decreto que creó una comisión militar, presidida por el general Emmanuel de Grouchy, para sentenciar a muerte a todos cuantos hubiesen sido atrapados con las armas en la mano.

El Consejo de Castilla publicó una proclama en la que se declaró ilícita cualquier reunión en sitios públicos y se ordenó la entrega de todas las armas, blancas o de fuego. Militares españoles colaboraron con Grouchy en la comisión militar. En estos primeros momentos, las clases pudientes parecieron preferir el triunfo de las armas de Murat antes que el de los patriotas, los cuales estaban compuestos únicamente de las clases populares.

En el Salón del Prado y en los campos de La Moncloa se fusilaron a centenares de patriotas. Quizá unos mil españoles perdieron la vida en aquel levantamiento y los fusilamientos subsiguientes. Goya plasmo estas ejecuciones en su pintura El tres de mayo de 1808 en Madrid.

Murat pensaba haber acabado con los ímpetus revolucionarios de los españoles, que les había infundido un miedo pavoroso y que había garantizado para sí la corona de España. Sin embargo, la sangre derramada no hizo sino enfurecer a los españoles y dar la señal de comienzo de la lucha en toda España contra las tropas invasoras. El mismo 2 de mayo por la tarde, en la villa de Móstoles, ante las noticias horribles traídas por los fugitivos de la represión en la capital, Juan Pérez Villamil, Secretario del Almirantazgo y Fiscal del Supremo Consejo de Guerra, hizo firmar a los alcaldes del pueblo el bando de los alcaldes de Móstoles, o el bando de la independencia, en el que se llamaba a todos los españoles a empuñar las armas en contra del invasor, empezando por acudir al socorro de la capital. Dicho bando haría, de un modo indirecto, comenzar el levantamiento general, cuyos primeros movimientos, fueron los que motivaron al corregidor de Talavera de la Reina, Pedro Pérez de la Mula, y al alcalde Mayor de Trujillo, Antonio Martín Rivas. Ambos prepararon alistamientos de voluntarios, con provisiones y armas, y movilizaron tropas, para acudir al auxilio de la capital.